Un trabajo muy sucio, de Christopher Moore, es una novela de humor negro y absurdo. Siempre he tenido la sensación de que no hay muchos autores que se dediquen al humor. Me parece un género en minoría comparado con otros. Por eso, siempre me alegro de tener un libro en las manos que me arranca más de una carcajada.
Es una historia fantástica, con ciertos guiños a la literatura gótica. En ella, los seres sobrenaturales se entrometen en la realidad y algunas personas que llevaban una vida normal se encuentran con que no son tan normales. Esto desencadena una serie de situaciones esperpénticas que el lector nunca sabe muy bien dónde van a terminar.
Lo mejor de esta novela son, sin duda, los diálogos. En muchos de ellos se produce lo que coloquialmente llamamos una “conversación de besugos”. Me explico: una conversación en la que dos personas hablan, pero no se escuchan en absoluto. Esto potencia el caos que se produce en la vida del protagonista, Charlie Asher. Sin quererlo, se convierte en una especie de ángel de la muerte. Se supone que no debe contárselo a nadie. Sin embargo, un padre soltero, propietario de una tienda de antigüedades y que ejerce esta extraña segunda actividad, necesita ayuda para salir adelante.
Los personajes que apoyan al protagonista son su hermana lesbiana que le roba los trajes de diseño que llegan a la tienda; su empleada, una adolescente gótica y súper cínica que no sabe qué hacer con su vida; y un policía sensato al que no le queda más remedio que acabar creyendo en fenómenos paranormales. Este trío es un buen ejemplo de la galería de personajes que aparecen en la novela. Cada uno de ellos daría casi para un libro propio. También es clave la hija del protagonista. No daré más detalles (como sabéis, detesto hacer spoilers en las reseñas) y, además, creo que la portada ya lo dice todo.
Otra cosa que me gusta de la novela es que lo sobrenatural está inspirado en la mitología celta. El autor, en lugar de inventarse unos personajes que corran el riesgo de no resultar verosímiles o de caer en los tópicos, elige algo que ya “existe”. Para dar unas pistas, enlazo a un artículo de Wikipedia sobre la diosa Morrigan. Sé que no desvelo demasiado con esta información, ya que Moore da a este personaje, y a otros relacionados, una dimensión totalmente renovada que los aleja de la tradición.
El contexto está muy lejos de la cultura celta, ya que la novela se desarrolla en San Francisco en la época actual. Recordemos que San Francisco fue el núcleo de la revolución Hippie. Además, tiene otros rasgos, desde el rock hasta Silicon Valley, pasando por la prisión de Alcatraz, que hacen de ella una de las ciudades más interesantes de Estados Unidos. No es que todos estos elementos aparezcan en la novela, pero sí creo que el autor (quien reside allí desde 2006) trata de reflejar una ciudad variopinta, con personajes sin complejos y un gran mestizaje.
Moore crea en Un trabajo muy sucio un entorno perfecto para que tengan lugar los sucesos de la novela. Y es que, dentro del humor absurdo y de lo fantástico, Moore no deja de lado la verosimilitud. Si nada más leer la novela, un lector se diera un paseo por San Francisco, estoy segura de que miraría con desconfianza las alcantarillas y los tejados, tal como le ocurre al protagonista.
A Christopher Moore se le suele comparar con Jonathan Swift, Tom Sharpe o Kurt Vonnegut. A mí, sin embargo, me ha recordado mucho a Terry Pratchett, aunque con un estilo propio. Tal vez he hecho este paralelismo porque uno de mis personajes favoritos en la saga de Mundodisco es La Muerte. Esa ironía con la que se trata está muy presente en Un trabajo muy sucio.
Estamos en julio y muchos de vosotros estaréis camino de la playa (sirva esto como metáfora de cualquier lugar delicioso de vacaciones). Si queréis una lectura ligera, que os haga reír y tenga calidad, creo que Un trabajo muy sucio es la elección perfecta.
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¡Qué alegría encontrar una reseña de un libro de ficción absurda! A mí me costó mucho llegar a dar con la definición del género, y fue precisamente gracias a Moore que pude encuadrarlo, porque en parte escribo también sobre esta temática.
Como bien comentas, Moore trae a la mente a Pratchett, porque ambos trabajan la ficción absurda, que se caracteriza porque personajes ordinarios se ven enfrentados a situaciones fantásticas que generan situaciones de humor absurdo.
De Moore tengo ganas de leerme los libros de “Chúpate esa”, a ver cómo están. Todavía no es un autor con mucho predicamento en nuestro país, por eso me ha sorprendido tanto encontrar esta reseña.
La compartiré en redes. ¡Saludos!
Sin duda esta novela ayuda a entender lo que es la ficción absurda. ¡Gracias por compartir! Un abrazo.