Scrivener es un programa muy conocido entre los escritores de ficción. Lo utilizo desde hace cinco años y comprarlo fue una de las mejores decisiones que he tomado como escritora. Fue el elemento técnico que me ayudó a dar el salto del relato corto a la novela. En cualquier caso, tiene muchas ventajas ya sea en proyectos largos como cortos.
A día de hoy, suelo animar a amigos escritores a probar Scrivener. Sobre todo, cuando están en un momento en el que sé que les ayudará como me ocurrió a mí. Sin embargo, muchos no se lanzan porque están muy acomodados a otros programas y enfrentarse a uno nuevo puede dar vértigo. Pensamos que nos consumirá mucho tiempo aprenderlo, que será muy difícil, etc. Hay muchos manuales y cursos que evitarían ese vértigo. De hecho, al final de este artículo voy a recomendar un Curso Online de Scrivener que me toca muy de cerca.
Ahora voy a contar, en cinco puntos, por qué me gusta Scrivener y por qué no puedo vivir sin él.
1. ¡Escribo el libro que yo quiero!
La estructura de una novela es uno de sus pilares. Debe tener sentido, aportar tensión al suspense y contribuir a la comprensión de la trama. ¿Sabes cuándo algo no encaja, sospechas que el problema es la estructura, pero no terminas de verlo? La mejor manera de arreglarlo es probar: mover capítulos, intercambiar escenas y agrupar o separar partes del texto.
No te voy a engañar, programas como Word son buenos en muchas cosas, pero hacer este tipo de cambios a base de “corta y pega” es un infierno. He destrozado más de un documento haciéndolo. Y lo peor es que no he llegado a una solución para el texto.
Con Scrivener me ocurre lo contrario. La facilidad para modificar la estructura de un proyecto es tan grande que puedo hacer todos los cambios que quiero. Lo que ves en la imagen es el cuaderno, la forma que tiene Scrivener de organizar los documentos que forman parte de un proyecto. Se parece a cualquier explorador de archivos, pero los elementos se ordenan exactamente como yo quiero. Por ello, trabajar en la estructura de un texto largo en lugar de un proceso tedioso, me resulta una tarea fácil y agradecida. Y no paro, hasta que el libro es exactamente el que yo quiero.
2. ¡Viva el orden!
Cuando escribimos tenemos que investigar. A menudo necesitamos guardar imágenes, links u otros documentos para poder consultarlos. Cuanto más a mano estén, mejor.
Una de las características que más me gustan de Scrivener es que puedo incorporar esa documentación. En lugar de tener esos recursos guardados en mi ordenador, los tengo dentro del proyecto en el que estoy trabajando.
Yo no soy especialmente organizada. Lo intento, pero el caos constantemente me supera. Veo como un sobre-esfuerzo tener mis archivos y carpetas ordenadas lo mejor posible. Por ello, esta posibilidad en Scrivener para mí es un tesoro. El orden dentro del proyecto dependerá de mí, pero sé que la documentación de mi novela siempre va a estar con ella.
Como ves en la imagen de ejemplo, en el mismo lugar donde está la novela (el cuaderno), están los documentos de la investigación realizada.
3. ¡Viva la motivación!
Cada vez que me siento a escribir, soy consciente del tiempo del que dispongo. En función de ese tiempo suelo fijarme un número de palabras al que quiero llegar. Scrivener tiene una función que me permite hacer esto. Como ves en la imagen, tiene un aspecto gráfico (una barra de progreso que se va llenando y adquiriendo color verde). Después de unas cuantas veces, créeme: el cambio hacia ese verde intenso resulta de lo más motivador.
La misma función permite fijar un objetivo general para todo un proyecto. No es lo mismo escribir una novela de 60.000 palabras que de 200.000. De hecho, es interesante tener un objetivo más o menos claro en un proyecto de tal envergadura (aunque siempre podamos cambiarlo). En Scrivener, ese objetivo general queda guardado y cada vez que lo abramos sabremos cuanto nos queda para lograr el objetivo.
Esta función también ayuda si queremos fijarnos objetivos diarios durante una temporada. Si te suenan proyectos como el NaNoWriMo, sabrás que es esencial fijarse objetivos de este tipo. Muchísima gente que participa utiliza Scrivener.
4. ¡Sin miedo al cambio!
Scrivener tiene un control de cambios muy fácil de utilizar. Es una función llamada “instantáneas” y es necesaria cuando hacemos cambios radicales en un documento.
Guardar la versión actual es tan fácil como pulsar un botón. Literalmente. Una vez hecho esto, podemos lanzarnos a hacer todos los cambios que queramos y, por supuesto, podemos ir guardando todas las versiones que nos interesen. Las instantáneas no son una “copia de seguridad” o un “guardar como” (que también son funciones que tiene Scrivener), sino un control de versiones que está dentro de nuestro proyecto.
5. ¡Un panel de corcho virtual!
Creo que en este caso, la imagen vale más que mil palabras. Aún así, comentaré brevemente en qué consiste el panel de corcho.
Según escribimos, podemos agregar información a nuestros documentos. Por ejemplo, acerca de un capítulo puedo agregar la sinopsis, el estado de avance y las etiquetas que me ayuden a identificarlo.
Cuando modifico la vista al modo “panel de corcho”…. voilà… ahí esta mi proyecto, ordenado, marcado y, lo que es más importante, mostrado de un solo golpe de vista.
Puedo “jugar” con el panel para reordenar las partes del proyecto o modificar la información de las tarjetas. En resumen, puedo darle vuelta a mis ideas igual que si tuviera un panel de corcho real con tarjetas físicas. Lo mejor de Scrivener es que si yo reordeno la estructura del proyecto como explicábamos al principio, las tarjetas en el panel de corcho se adaptan a los cambios de forma automática.
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Gracias a estas utilidades la forma de organizar mi escritura cambió para bien. Me volví más productiva y ordenada (¡ambas cosas me hacían mucha falta!). Es un programa de pago, pero económico. Además, su coste siempre me ha parecido poca cosa para todo lo que me ha aportado.
Si esta lista te ha parecido poco, puedo enumerar otras utilidades como un generador de nombres aleatorio, un buen corrector ortográfico, exportación de documentos en cualquier formato de texto (incluidos e-books), un modo sin distracciones para que nada interrumpa nuestra inspiración, importación de documentos externos, etc.
Podría seguir, pero este artículo no acabaría nunca. Además, con el objetivo de compartir mi conocimiento y experiencia acerca de Scrivener he elaborado un Curso Online gracias a la iniciativa de la escritora Nuria Sierra. Te lo recomiendo si quieres iniciarte en Scrivener o si ya llevas un tiempo usándolo pero tienes la sensación de que no le estás sacando todo el partido posible.
El curso está a la venta en en la plataforma Hotmart. Puedes pasarte por la web de Nuria Sierra donde encontrarás toda la información necesaria sobre el Curso Online de Scrivener. Ahí, por supuesto, podrás inscribirte.
Si quieres descargarte la versión de prueba de Scrivener, para ir adelantando, puedes ir a la página web oficial que desarrolla este programa.
¿Te ha gustado el artículo? ¿Conoces a alguien a quien le pueda interesar? Seguro que has oído hablar de Scrivener en tu círculo de escritores. No dudes en compartir este post con ellos.
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