11,4 sueños luz, de Nicholas Avedon

Se lee en 2 minutos

portada-114_suenos_luzSiempre es una aventura fascinante adentrarse en una historia de ambientación ciberpunk. Las sorpresas para el lector pueden aparecer en los cuerpos, en las mentes, en cualquier tipo de artilugio tecnológico o en la organización social.

En el caso de esta novela, encontramos un París decadente y futurista donde el escalón social es inmenso. En este mundo polarizado los ricos no son especialmente felices. El protagonista, Ariel de Santos, pertenece a la élite pero su vida está plagada de problemas, incluso sin contar con unos orígenes que se ve obligado a ocultar. Ariel es un protagonista absoluto. El lector recorre toda la novela a través de sus ojos. Se trata de su visión del mundo, de su trabajo, de su fama y de las mujeres que pasan por su vida (especialmente la que cambiará su vida para siempre).

Dicho así, quien lea esta reseña puede pensar que estamos ante una novela monolítica que puede resultar pesada si, por un casual, no conectamos con el personaje. Sin embargo, ocurren dos cosas. La primera (y esto es una opinión muy personal) es que el personaje no cae bien al principio pero cuando le vamos conociendo nos vamos a sorprender con lo que guarda dentro. La segunda, es que el autor maneja numerosos personajes y tramas, de forma que a veces uno tiene la sensación de que está ante una novela coral aunque nunca abandonemos los ojos de Ariel.

La novela tiene un gran arranque. Al poco parece que la acción se detiene mientras nos adentramos en la psicología de los personajes. Y en un tercer cambio de ritmo, la novela gana en intensidad y ya no podremos dejar de leer. Se trata del momento en el que Ariel empieza a ser consciente de que hay una posibilidad de abandonar la Tierra y dejar todo atrás. Esta es la parte que más me ha interesado. Creo que el autor podría haberla introducido desde el principio, ya que todo lo que ocurre en 11,4 sueños luz va encaminado a ese macroproyecto de la humanidad (del que no quiero dar más detalles aquí).

Hay otra cosa que he echado de menos y es conocer esa ciudad en la que transcurren los hechos. Me ha interesado lo suficiente como para haber querido saber más, como para pensar que la ciudad podría haberse convertido en un personaje tan importante como los emás. Sin embargo, la novela no me lo ha dado. (¿Podría dar lugar a un spin-off que en lugar de centrarse en un personaje se centrara en esta ciudad de sueño y pesadilla?).

A pesar de estas pequeñas críticas, la valoración de la novela es muy positiva. Tiene dos rasgos que me interesan en cualquier lectura: un buen ritmo que es capaz de atrapar al lector y una mezcla de géneros que funciona muy bien en este caso (ciencia ficción cyberpunk, fantasía, novela erótica y novela negra). También me ha traído recuerdos de dos historias que me gustan mucho: la película “Días extraños” y la novela “El juego de Ender”. Y todo, todo ello, sin dejar de lado el aspecto humano y un desarrollo de personajes bastante trabajado. Lo suficiente para querer leer una secuela.

¿Acaso esto es una saga? El autor tendrá que decirlo/decidirlo, pero 11,4 años luz tiene un final que te deja tan satisfecho como con ganas de más.

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Gema Moratalla García

Gema Moratalla García

Soy escritora de fantasía y ciencia ficción. Mi primera novela, El Templo de los Inocentes, está disponible en formato digital en Amazon. Creé este blog porque la lectura y la escritura se deben compartir. Bienvenido/a. Participa. Comparte. Sugiere. Disfruta.

4 Comentarios

  1. En mi caso la estoy leyendo ahora mismo, y creo que voy por esa parte en la que hablas de un freno. Espero que acelere pronto… Sin embargo, tienes razón cuando hablas de que hay una mezcla de géneros, e incluso de elementos de la trama que parecen algo “abandonados”. Por ejemplo el trank, que creo que se está desaprovechando muchísimo. A ver cuando la termine si me deja buen sabor de boca.

    • ¡Hola Carlos! Gracias por el comentario. Te invito a volver por aquí cuando acabes y dejar tus impresiones. ¡Un abrazo!

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